Una pareja de esposos cristianos y su hijo adulto, que se habían convertido a Cristo recientemente, fueron asesinados por una turba de musulmanes, porque se rehusaron a volver al Islam y decidieron seguir a Jesús.
El brutal ataque se produjo en el distrito de Kaliro, cuando su casa fue incendiada, lo que provocó la muerte de Kaiga Muhammad, de 64 años, su esposa Sawuya Kaiga y su hijo Swagga Amuza Kaiga, de 26 años, según Morning Star News.
La familia abrazó la fe cristiana el 22 de noviembre, luego de recibir la visita de miembros de una iglesia local. Según el pastor de la congregación, cuyo nombre se mantuvo confidencial por razones de seguridad, los tres decidieron mantener en secreto su conversión por temor a represalias, ya que Muhammad era miembro del comité de una mezquita de la región.
Sin embargo, el 15 de diciembre, los residentes notaron la presencia de Muhammad en un servicio cristiano e informaron a Wangule Abudu, presidente de la zona. Al día siguiente, Abudu se enfrentó a Muhammad y le exigió que él y su familia renunciaran al cristianismo. Muhammad se negó y, según informes, lo amenazaron con represalias si no regresaba a la fe musulmana en el plazo de una semana.
En las primeras horas del 26 de diciembre, los musulmanes locales prendieron fuego a la casa de la familia usando gas, dejando los cuerpos carbonizados. Según un vecino que intentó ayudar, el fuego consumió rápidamente la estructura, imposibilitando el rescate.
La policía de Kaliro arrestó a Wangule Abudu, de 62 años, e Ismail Njagi, de 20, acusados de asesinato e incendio provocado. Los cuerpos de las víctimas fueron trasladados al Centro de Salud de Bumanya para la autopsia.
Este ataque es otro ejemplo más de persecución religiosa documentada en el país. Aunque la Constitución de Uganda garantiza la libertad religiosa, incluido el derecho a la conversión, los casos de violencia contra los cristianos han sido frecuentes, especialmente en zonas con alta concentración musulmana, como el este del país.
Los musulmanes constituyen aproximadamente el 12% de la población de Uganda, que es mayoritariamente cristiana. El ataque ejemplifica los desafíos que enfrentan los conversos en regiones donde las tensiones religiosas se exacerban.
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