Dos jóvenes cristianos demostraron el amor de Jesús a una persona sin hogar llevándolo al supermercado y pagando por su comida. El acto de generosidad abrió una puerta para compartir el Evangelio al indigente.
Todo comenzó en el estacionamiento de un supermercado de los Estados Unidos. Allí fue donde los jóvenes, de la ONG “I Like Giving”, conocieron a Bryce, quien acababa de salir de rehabilitación por adicción a las drogas. Carlos, un guardia de seguridad, los presentó.
Inmediatamente le dijeron que comprarían todo lo que necesitara en la tienda. “Te compraremos lo que quieras”, dijeron los jóvenes. Bryce respondió con incredulidad: "¿En serio?"
Los cristianos explicaron que solo querían "difundir la bondad". Entonces los tres tomaron un carrito y entraron al supermercado. Compraron comida, agua, artículos de higiene y una manta para Bryce.
Mientras compraba, el joven sin hogar contó su historia. Acababa de salir de rehabilitación y estaba tratando de recuperar su vida. Los jóvenes le preguntaron qué necesitaba más para empezar de nuevo. Bryce respondió que necesitaba un trabajo y una nueva tarjeta de identidad porque había perdido la suya.
El costo del nuevo documento fue de 50 dólares. “Nunca llevo dinero conmigo, pero tengo exactamente 50 dólares para ti y realmente quiero que tengas tu tarjeta de identidad. Y quiero que puedas volver a encarrilar tu vida”, dijo uno de los jóvenes.
Bryce estaba muy agradecido por la ayuda y cuando salían del supermercado, para sorpresa de los muchachos, preguntó: "¿Crees en Dios?" La pregunta de las personas sin hogar fue una puerta abierta para predicar el Evangelio.
“Sí, creemos. Creemos que Dios nos ha llamado a amar a las personas, a amarnos unos a otros y nos llama a dar con alegría”, respondieron los jóvenes. En ese momento apareció Carlos, el guardia que los presentó, y le dijo que era un ex adicto que había sido liberado y que era posible empezar de nuevo.
“Sabes, como ellos dicen, necesitas entregar tu vida a Dios. Porque, sinceramente, no necesitarás esas [drogas]”, dijo Carlos.
La persona sin hogar preguntó por qué le estaban ayudando y los jóvenes dijeron que todo era gracias a Dios. Así que Bryce aceptó una oración de los cristianos, que clamaron: “Dios, ¿podrías trabajar en el corazón de Bryce? Muéstrale que eres el Dios verdadero. Si él te acepta en su corazón hoy, su vida puede cambiar para siempre".
Los adolescentes le preguntaron si creía que Dios lo amaba y murió en la cruz por sus pecados. El joven dijo que sí. "Estás perdonado. ¡Jesús te ama!”, dijo uno de los cristianos.
Finalmente, Carlos dijo que conocía a alguien que podía darle la bienvenida a Bryce. Y así, en unas horas, Dios mostró su amor y proporcionó todo lo que el joven necesitaba.
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