Una jueza renunció a su trabajo en el Poder Judicial y a un jugoso salario, para dedicarse a otras prioridades en la vida y seguir "el propósito de Dios".
Dayana Moreira Guimarães Martins, jueza en el estado de Goiás, Brasil, decidió dejar su carrera de 16 años como administradora de justicia. Al dejar su puesto renunció a un salario mensual de R$ 57.500 (reales brasileños) correspondiente a más de 10 mil dólares estadounidenses.
Casada y con hijos de 5 y 7 años, Dayana Moreira eligió dedicarse por completo a su familia.
“Realmente entendí cuál es el propósito que Dios tiene para mi vida. En este descubrimiento, tuve que poner mi vida en la balanza. ¿Cuántas vidas puse en la balanza? Esta vez fue la mía”, dijo en una entrevista con el portal Metrópoles.
La carrera de Dayana en el Poder Judicial comenzó temprano. A la edad de 19 años comenzó a trabajar como secretaria, a los 23 años prestó juramento como jueza y desde entonces ha trabajado en siete distritos judiciales.
Según ella, en un momento de su vida su dedicación a la magistratura la hizo pasar por un "momento de agobio".
"Son muchos procesos, muchas demandas, y el Poder Judicial respira lo que vive la sociedad. Vivimos este momento tan tumultuoso, de tantos desencuentros, de tantas ofensas, y esto salpica directamente en nuestro trabajo, en el Poder Judicial", explicó.
Presionada por responsabilidades profesionales, Dayana llegó a la conclusión de que, ya no quería delegar en otra persona la construcción de su familia.
"La situación me aceleró cada vez más, porque sentí que tenía que producir más en menos tiempo. Muchas mujeres están bajo presión, tomando medicamentos. Ya no puedo delegar lo que ya había delegado, que es la construcción de mi familia, de mis hijos, que hoy creo que, en la balanza pesó más este propósito de Dios en mi vida", dijo.
Mientras se iba de vacaciones en agosto de ese año, comenzó a reflexionar sobre su decisión y a orar mucho por la guía de Dios. Al comprender el propósito de Dios para su vida, renunció a su puesto.
Ahora Dayana se dedica al hogar, con la ayuda de una empleada. Ella todavía hace estudios bíblicos, lleva a sus hijos al parque, hace su tarea y se siente muy bien al respecto.
“La paz que busca la gente no está en la justicia de los hombres. Está en la Justicia de Dios. La justicia de los hombres resuelve los conflictos de leyes, pero la paz y la tranquilidad vienen de arriba”.
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