Una mujer abandonó su trabajo como acróbata en un circo, al entregar su vida a Cristo después que sobrevivió a un accidente mientras realizaba una presentación.
Michelly Campelo, creció en el circo toda su vida, estaba acostumbrada a actuar para multitudes entre focos y aplausos. Durante más de tres décadas, se desempeñó como acróbata, viajando por todo Brasil.
Ya durante su infancia, Michelly tenía un fuerte deseo de conocer a Dios. La niña le pidió a su padre una Biblia ilustrada como regalo, que ella leía todos los días. “Siempre he estado enamorada de Jesús. Cuando era niña, quería ser monja, porque decían que estaban casadas con Jesús. Siempre quise estar cerca de él”, recuerda.
Michelly creció en el circo y se convirtió en una joven acróbata muy talentosa que brillaba en las actuaciones. Sin embargo, lo que más necesitaba era equilibrio espiritual y por eso comenzó una búsqueda incesante de quien pudiera calmar su corazón.
“Mientras el circo circulaba, comencé a buscar a Dios. Entré en varias iglesias evangélicas”, dijo la mujer de 31 años.
En 2014, como adulta y madre de dos hijos, paseando por por la ciudad llegó a una iglesia, donde la invitaron a venir. En el servicio, la cálida bienvenida de los hermanos capturó el corazón de Michelly. “Me gustó mucho la recepción y los elogios. Fue algo que me asombró”, dijo.
Sin embargo, el acróbata solo tomó la decisión de seguir a Cristo después de sufrir un accidente mientras actuaba en el circo. “Sentí que realmente necesitaba tomar una decisión cuando tuve un accidente en un número que estaba realizando. Estaba en estado grave, pero gracias a Dios no tuvo secuelas. Fuimos a la iglesia a dar las gracias”, dice.
Hoy, ella ha dejado el escenario del circo para trabajar en la de literatura cristiana.
“Actualmente estoy estudiando Educación Física y brindando consultoría familiar. Esto ha llenado mi corazón de alegría”, dijo.
Mirando hacia atrás, Michelly afirma que Dios la guio para que ella pudiera encontrarlo y disfrutar de su paz. “Desde el momento en que estuve en el circo, Dios ya me estaba preparando para esta transición. Me apasionaba, conseguir los aplausos y ser el centro de atención. Pero no hay forma de que pueda comparar eso con mi amor por Jesús", reflexionó.
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