Anhelaba morir por su dios Alá librando la yihad (guerra santa), pero en el camino conoció el Evangelio y se convirtió a Cristo. Hoy es un líder misionero que capacita a cristianos de Medio Oriente para evangelizar a los musulmanes.
Nasser al'Qahtan, nació y se crio en la costa este de Arabia Saudita, y siempre tenía en mente la idea convertirse en un mártir del Islam, aumentando así sus posibilidades de alcanzar el paraíso.
Los padres de Nasser se opusieron a la idea de que su hijo de 12 años fuera a Pakistán a entrenarse y pasar de contrabando a Afganistán para luchar contra los rusos, pero muchos de sus amigos mayores se unieron a la yihad.
“Dios tenía otros planes para mí”, dice Nasser.
En el verano de 1990, Nasser planeó huir y unirse a la jihad, pero el iraquí Saddam Hussein invadió Kuwait. En ese momento, estaba en los Estados Unidos con su madre visitando a familiares y el caos mundial que siguió le impidió dejar la "nación malvada" de Estados Unidos.
El inglés de Nasser era bastante bueno y pensaba que su apología islámica tampoco era mala. Estas condiciones ayudaron a sus planes de predicar sobre el Islam a los cristianos estadounidenses.
A medida que aprendió sobre la cultura estadounidense, se dio cuenta de que los cristianos nacidos de nuevo eran diferentes del resto de los estadounidenses (equivocadamente asumió que todos eran cristianos) y comenzó a enfocarse en ellos porque pensó que sería fácil para ellos cambiar, ya que ya sabían. 'vivieron vidas limpias'.
Uno de estos cristianos puros y amorosos era una mujer de la que Nasser se enamoró. “Esa fue mi perdición”, admite.
No fue hasta que se casó con Daisy que comenzó a tratar de corregir sus creencias acerca de Jesús. La presión que Nasser ejerció sobre su esposa aumentó con el tiempo y ejerció una gran presión sobre su matrimonio. Como resultado, algunos amigos cristianos le aconsejaron a Daisy que se divorciara porque estaba “en yugo desigual”.
Pero Daisy, presionada a evaluar su fe cuando era niña, terminó afirmando su relación con Cristo. Alentada por una tía que había sido misionera, no solo oró por su esposo, sino que movilizó a miles de cristianos en iglesias en el norte de Texas para orar.
Las oraciones comenzaron a surtir efecto. Por fuera, su esposo parecía seguro en sus creencias, pero por dentro estaba luchando. Sabía que sus pecados eran demasiado grandes y que la montaña de buenas obras y oraciones necesitaba compensarlos demasiado. Empezó a reflexionar de nuevo sobre el camino más fácil y seguro hacia el Paraíso: la yihad.
Finalmente su esposa se atrevió a invitarlo a la iglesia, lo cual, por curiosidad, aceptó. "Me sentí atraído y seguí regresando por el amor que sentí allí". Finalmente, Nasser se derrumbó y le pidió a Dios la verdad.
“Inmediatamente tuve una visión. Todo lo que tenía delante fue arrasado y fui transportado a una colina rocosa, estaba mirando a un hombre que había sido golpeado tan brutalmente que estaba irreconocible”, recuerda. “Estaba siendo clavado en una cruz. Sabía que era Jesús”.
La oscuridad de toda la humanidad fue puesta sobre Él en la cruz. “La oscuridad no lo vencía. Los estaba superando. Entonces Jesús dijo: 'Consumado es'”, relató el hombre sobre esa visión.
La visión desapareció. Nasser no había oído la prédica. Pero el pastor hizo una invitación más a las personas que querían aceptar a Jesús.
“Me encontré confesando a Jesucristo como mi Señor, como mi Dios, como mi Salvador”, recuerda. “Tan pronto como dije esa oración, inmediatamente sentí que un fuego caía sobre mí. Me sentí envuelto en esa increíble presencia que era pura paz, amor y pertenencia. Fue lo más increíble que jamás haya sentido. Ese día, el hombre que salió de esa iglesia no era el mismo hombre que entró en esa iglesia”.
Actualmente, Nasser es miembro del Equipo de Líderes Globales de Multiply, liderando el desarrollo de misiones en el Medio Oriente y África del Norte. En estas regiones, los creyentes están compartiendo el Evangelio, discipulando a nuevos creyentes y desarrollando comunidades de fe en regiones donde el Evangelio se restringe ferozmente y seguir a Jesús tiene un gran costo personal.
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