Un hombre que intentó matar a Billy Graham en una campaña, se rindió a Cristo después que escuchó la predicación del evangelista en el mismo lugar donde se realizaba el evento.
George Palmer, cuando era joven fue un líder de pandillas violentas y crueles. Desde niño comenzó a odiar a Dios por culparlo de la muerte de su padre.
El padre de Palmer murió en Australia después de sufrir un infarto y fue trasladado de urgencia al hospital, pero los médicos no pudieron salvarlo.
“Nunca olvidaré cuando me dijeron que mi padre había muerto, simplemente no pude lidiar con eso”, dice Palmer. “Recuerdo que subí al prado y le grité a Dios. Te odio. Te odio con todo mi corazón. Nunca te amaré".
A partir de entonces, la ira creció en el corazón de Palmer, quien se convirtió en un alborotador en la escuela y en el vecindario. La gente lo conocía por su mala reputación y esto reforzó su creciente amargura.
“Siempre me dijeron que no valía nada. Si le dices esto a una persona continuamente, esto es lo que cree, que no vale, que es inútil”, explicó, justificando los sentimientos negativos que sentía.
En su juventud, Palmer pasó a liderar una pandilla violenta que hirió a muchas personas y se enfrentó a rivales. "Lo único que pensaba, era hacer daño a la gente", dijo.
En el año 1959, cuando él y sus compinches supieron que Billy Graham estaría en Australia para una cruzada evangelística, planearon en matarlo.
Sus corazones estaban llenos de odio hacia el cristianismo y Dios. "Billy Graham representaba algo que detestaba", dijo Palmer. La fuerza del odio era tan grande que él y su banda planearon ir a la cruzada en Melbourne, decididos a matar al famoso evangelista estadounidense.
Llegaron al estadio y se pusieron muy cerca de donde estaba predicando Billy Graham. Con las armas listas para ser usadas, esperaban el momento preciso para actuar, a la vez que el mensaje estaba siendo predicado.
Cuando llegó el momento en que la gente pasa adelante para recibir a Cristo, Palmer dice que en ese instante escuchó una voz que le decía:. "¿Qué estás haciendo aquí, George?"
Al escuchar la pregunta, se volvió para ver quién le hablaba, pero no había nadie allí. Esto enfureció a Palmer, quien entendió lo que estaba pasando. En su mente cuestionó a Dios por la muerte de su padre, pero en el corazón sintió que Dios nunca lo lastimaría.
Palmer no había llorado desde que tenía 7 años, cuando derramó lágrimas por la muerte de su padre. Pero en ese momento, comenzó a llorar. Cuando escuchó el llamado, dejó caer su pistola sobre la hierba y corrió para aceptar a Jesús.
“Nueve de los diez que éramos nos convertimos esa noche. Todos lloramos", contó el hombre.
A partir de ese día, la vida de Palmer se transformó por completo. El amor entró en su corazón y deseaba servir a Dios. Entonces, en 1967, comenzó a servir en el Ejército de Salvación. AcontecerCristiano.Net
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