Un hombre que trabajó como diseñador en Hollywood, dijo que abandonó la homosexualidad después que asistió a una iglesia, donde Dios transformó su vida.
Becket Cook, es un escenógrafo que se mudó de Dallas, Texas a Hollywood, California, para realizar una carrera próspera en el mundo del espectáculo, pero nunca pensó que algún día podría convertirse en un cristiano.
Después de trabajar como escritor y realizar varias obras creativas entre bastidores, Becket finalmente llegó a la escenografía. Se hizo amigos de muchas celebridades, y puso en práctica su creatividad colaborando con algunas de las personas más creativas del planeta.
También estaba muy arraigado en su identidad sexual como hombre gay y apreció estar en un área donde su estilo de vida no fue juzgado. A pesar de una carrera marcada por mucho éxito, mezclándose con los famosos y poderosos, y viajando por todo el mundo, Becket sufrió de persistentes crisis de vacío, lo que parecía extraño, teniendo en cuenta que aparentemente tenía "todo".
"Los cristianos, para mí, siempre han sido mis enemigos", dijo Becket a Faithwire. "Porque creían que yo era quien estaba equivocado. Siempre sentí que nunca podría ser parte de ese club. Cuanto vivía en Los Angeles, Dios se convertía en un pensamiento en mi mente. Para cuando estaba en ese café, en 2009, era un ateo práctico".
El café del que habla Becket fue el lugar de un encuentro casual con algunos cristianos que llevaban sus Biblias en sus manos. La serie de eventos que estaban a punto de desarrollarse sería un guion para una comedia, en la mente de Becket.
Mientras tomaba su café con un amigo que también era gay, Becket notó algo: “Vimos a ese hombre salir con una Biblia de tapa dura en la mano. En la parte posterior del libro estaba escrito ‘Romanos’ y nos miramos como si pensáramos ‘¿qué demonios es eso?”
Intrigados, y queriendo provocar una confrontación, se acercaron a estos cristianos y comenzaron a hacer preguntas. La conversación se demoró unas horas y el amigo de Becket finalmente se rindió y se fue, pero Becket se sintió atraído por la discusión.
Al finalizar la conversación, lo invitaron a la iglesia. “Efectivamente, me encontré el próximo domingo conduciendo a esta iglesia evangélica. Nunca había estado en una en mi vida, ni siquiera sabía qué era”.
Una vez que estuvo allí, inicialmente nervioso, pronto quedó fascinado. “Estaba literalmente sentado en el borde de mi asiento durante el sermón. No quería que se fuera, quería escuchar más”, dijo Becket.
"Con cada palabra que decía el pastor, sentía que era mi vida y pensaba: ‘¡Dios mío! ¡Es verdad! ¡Es verdad!’ Fue la primera vez que realmente entendí el Evangelio".
Cuando el sermón finalmente terminó, Becket dijo que todavía no entendía lo que estaba sucediendo, pero que no se sentía mal por estar allí. Antes de que el grupo de adoración cantara nuevamente, el pastor recordó que había personas del ministerio de oración al lado del púlpito.
"Pueden orar por ti si quieres”, dijo el pastor, y Becker accedió. “Fue una oración intensa, poderosa y amorosa. Estaba pensando: ‘¡Guau! ¡Cómo me ama este extraño! ¿tanto?", dijo
“Estaba sentado en mi asiento procesando todo y de repente el Espíritu Santo inundó mi cuerpo, mi mente, todo y Dios se me reveló. Fue como el momento [de Saulo] en el camino a Damasco. Dios se reveló a mí como si dijese: “Soy real. Jesús es mi hijo. Él es real. El cielo es real, el infierno es real. Ahora eres adoptado en mi reino. Ahora eres mi hijo”. Y me impresionó tanto que no pude dejar de llorar por el resto del tiempo. Estaba llorando por dos cosas: la alegría de encontrar a Dios y también por mi pecado”, dijo.
Más tarde ese día, después de llegar a casa, Becket dice que sintió una vez más la presencia de Dios. Era como si Dios quisiera mostrar más de Su gloria, llevar el asunto a casa. Él dice que el Espíritu Santo “inundó su cuerpo” y que “hasta el fondo de su ser” sabía que su “vida como hombre gay había terminado”. AcontecerCristiano.Net
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