Culto en la prisión de San Francisco Gotera - Foto Reuters. |
El pastor Manuel Rivera dirige la iglesia dentro de la famosa prisión de San Francisco Gotera en El Salvador. Mientras se realizan los cultos, los criminales lloran e inclina la cabeza en oración.
Las brutales pandillas callejeras 'mara' y la pobreza extrema han convertido a El Salvador en uno de los países con más asesinatos del planeta, pero el crecimiento del cristianismo evangélico tras las rejas, les está dando a los criminales una manera de romper la espiral de violencia.
Rivera, un ex asesino de la poderosa pandilla Barrio 18, habla la Palabra de Dios a los hombres con tatuajes en los brazos, cuellos y rostros, entregando un mensaje de salvación: "Dios los rescató de la violencia. Volver a la vida de pandilla significaría la muerte", dijo a Reuters.
"Solíamos decir que la pandilla era nuestra familia, pero Dios nos quitó la venda de los ojos", dice Rivera, de 36 años, mientras que algunos lloran en silencio mientras lee la Biblia. Otros cantan himnos, aplauden y agitan con entusiasmo repitiendo con gozo "amén".
Hace dos años, la prisión era casi en su totalidad hogar de pandilleros activos. Ahora, la mayoría de sus aproximadamente 1.500 reclusos han encontrado la verdadera libertad después que entregaron sus vidas a Cristo. Todo esto es bien recibido por parte de los funcionarios, que perciben el potencial del Evangelio para reformar a los criminales.
Las conversiones "muestran al país que es posible rehabilitar a los integrantes de las pandillas", dice el ministro de Seguridad, Mauricio Ramírez.
Ahora los reclusos usan camisetas estampadas con "Soldado de Cristo" y "Jesús me salvó la vida", a la vez que estudian cursos bíblicos, hacen oraciones, tejen hamacas y se ocupan en jardinería. AcontecerCristiano.Net
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