Una doctora especialista en ginecología, realizó abortos durante años en una clínica, pero cuando decidió entregar su vida a Cristo cambió el rumbo de su profesión y se comprometió a salva la vida de los bebés.
Kathi Aultman pensó siempre que la mujer tenía el derecho a decidir por la vida de su bebé, pero abandonó esa idea por su experiencia abortista y ahora se ha convertido en una defensora pro-vida.
Comenzó su carrera en Florida con un fuerte deseo de ayudar a las mujeres. Sin embargo, más tarde trabajó para Planned Parenthood, la cadena de abortos más grande de Estados Unidos.
Después de tener su primer hijo, la médica se puso cara a cara con tres casos que cambiaron su pensamiento.
Uno de ellos involucra a una joven que ya había hecho tres abortos, todos realizados por Aultman.
"Fui al gerente de la clínica y le dije que no quería hacer eso", compartió Aultman. "Ella sólo estaba usando el aborto como control de natalidad, y ellos dijeron que no tenía el derecho de tomar esa decisión, que debía realizar el procedimiento", le dijo a CBN News.
También explicó cuidadosamente otros dos escenarios que le hicieron ver las cosas de manera diferente. “La siguiente mujer entró con su pareja y le pregunté: ‘¿quieres ver el pañuelo?’ y ella gritó y dijo, con voz realmente enojada, ‘¡No quiero mirarlo, solo quiero matarlo!’ Y pensé, ¿qué te ha hecho este bebé?”, recordó la doctora.
Ella entonces contó sobre una tercera mujer que ya tenía cuatro hijos, estaba embarazada del quinto. Su esposos quería que ella abortara el quinto hijo.
“Creo que la insensibilidad y la hostilidad de los dos primeros en comparación con el dolor y la devastación de la tercera mujer, me hizo entender que, solo porque no se quiera a un niño, no es justificado abortarlo", señaló.
En 1983, después de participar en un culto en la iglesia y conversar en privado con el pastor de aquella comunidad, Aultman oró para convertirse en una cristiana nacida de nuevo.
En una oportunidad cuando estaba leyendo un artículo sobre el Holocausto y el aborto, dijo que la realidad del aborto terminó golpeándola. "Probablemente asesiné a más personas que Ted Bundy o cualquiera de los asesinos en serie, si considero todos los abortos que hice", dijo la doctora.
Buscó ayuda para sanarse por todo lo que había hecho en su pasado y afirmó que finalmente se dio cuenta de que Jesús la había perdonó, pero que también necesitó perdonarse a sí misma.
Hoy es una defensora pro-vida. El año pasado, testificó frente al Congreso a favor de la Ley de Protección del Latido del Corazón, que prohibiría los abortos desde el momento en que se detecta el latido cardíaco de un bebé por nacer. AcontecerCristiano.Net
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