Una mujer judía apegada a las tradiciones de su religión, conoció el mensaje del Evangelio y decidió aceptar a Jesús como Salvador y Mesías.
La judía Eve Ellingwood, hija de padres que lograron huir del Holocausto y posteriormente salieron de Polonia rumbo a Tierra Santa en busca de refugio, lugar, donde encontraron nuevos desafíos.
En aquella época, estalló el enfrentamiento entre árabes y judíos refugiados, por lo cual el gobierno británico decidió acabar con su Mandato a principios de 1947.
Eva estuvo en Tel Aviv, cuando la independencia del Estado de Israel fue declarado en 1948. "Todo el mundo estaba feliz en las calles. Ellos celebraron hasta seis o siete de la mañana. Todos estaban bailando, cantando y riendo", recuerda.
La judía terminó su educación secundaria en Israel y se mudó con su familia a Estados Unidos. Eve recibió una beca para la Universidad de California, en Los Ángeles, y allí conoció a su futuro esposo, Howard Cohen.
En diciembre de 1973, Eve fue a una peluquería cerca de su casa y allí le preguntaron acerca de su apellido. "¿Usted es Cohen" (casta sacerdotal, descendientes de Aarón), Entonces Eve respondió que sí. Durante la conversación, la judía percibió que la dueña de la peluquería había abandonado el judaísmo y se había convertido al cristianismo.
Ella se quedó impactada con la historia de aquella mujer judía, que aceptó a Jesús como el Mesías, y desde entonces cambió su oración diaria, que decía: "Dios, quiero conocerte".
Algunos días después, Eve fue invitada a una reunión de oración por el presidente del Club de Abogados de Los Ángeles, Harry Crowder, que se sorprendió cuando supo que ella iba a asistir. "¿Por qué una judía iría a una reunión de oración?", Preguntó. "Quiero conocer a Jesús, lo he estado buscando todo este tiempo", respondió Eve.
Después de que Crowder compartió con Eve algunos principios del Evangelio de Cristo, ella no se resistió más y elevó una oración entregándose a Jesús. "Lo hice con todo el corazón", recuerda. "Fue como si alguien cogiera un cuchillo y cortara el velo de mis ojos, de adentro hacia afuera. No podía parar de llorar. No podía creer en ese amor. El amor estaba allí mismo", dijo.
Un día su esposo encontró literatura cristiana en su casa y le preguntó: "¿Te has convertido en cristiana?". Eve no podía negar su nueva fe, así que le dijo que si, había aceptado a Cristo como Salvador. La reacción de su esposo fue dura, le dijo que dejara esa "fantasía de Cristo" o se terminaba su matrimonio.
Ocho años después de su conversión, su esposo se divorció de ella. Sin embargo, cuando mira la crisis conyugal que vivió y el motivo de su separación, ella sabe que hizo la elección correcta. "Jesús no es sólo mi Salvador, Él es mi Señor y mi vida. Él es el poder del Espíritu envolviendo mi cuerpo. Si yo desistiera de Jesús, literalmente moriría", dijo la mujer.
A pesar de sufrir el rechazo de su familia, la fe de Eve continuó fortaleciéndose. "El deseo de mi corazón es ver a la gente volver a su primer amor", dijo. AcontecerCristiano.Net
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