El Espíritu Santo nunca tiene vacaciones. Muchos se están preparando. La mejor manera de prepararse para el evangelismo es la actuar.
Las conferencias, seminarios, sesiones de oración prolongadas pueden ser excelentes, pero a menudo sólo producen estudiantes perpetuos y no testigos del Evangelio, están demasiado ocupados aprendiendo cómo, en lugar de hacerlo.
Jesús no tenía prisa pero siempre tenía urgencia de comunicar su mensaje. Su trabajo era predicar "mientras que es día (...) La noche se acerca cuando nadie puede trabajar".
"He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación". 2 Corintios 6:2. AcontecerCristiano.Net
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