Nuestro cerebro está diseñado para ver caras allí donde no hay nada. Estas ilusiones es un fenómeno llamado pareidolia facial en el que un estímulo externo activa la percepción de un rostro, según publica Huffington Post.
Aunque no se sabe su incidencia, esta percepción sensorial ilusoria está muy extendida. Tanto que un grupo de científicos ha decido desentrañarla. Investigadores de la Academia de Ciencias Chinas, de la Universidad de Toronto y otras dos universidades, reunieron a 20 personas sanas y sin problemas de visión ni mentales.
En una primera fase de entrenamiento, los participantes vieron imágenes con rostros fáciles de distinguir y, después, más difíciles mezcladas con las de puro ruido. Pero en la fase de prueba final, ninguna de las imágenes contenía algún rostro o letra. Sin embargo, en el 34% de las ocasiones, los voluntarios vieron caras allí donde nos las había. La visión de las letras fue incluso algo superior, un 38% de las ocasiones. Los investigadores vieron que, además, había una correlación entre ambas pareidolias. Los que veían letras más veces, tendían a ver aún más rostros.
Aunque la muestra no es significativa, todos los participantes presentaron pareidolia facial y sólo seis carecían de la numérica. “La razón por la que vemos caras inexistentes en imágenes de ruido es que nuestro lóbulo frontal envía señales a nuestro córtex visual para hacerlo muy sensible a las caras como si fueran píxeles”, explica el profesor Kang Lee, de la Universidad de Toronto y principal autor de la investigación. “Incluso aunque estos píxeles no formen parte de un rostro en realidad, el cerebro visual, bajo el influjo de nuestras expectativas y creencias los interpreta como parte de una cara”, añade.
Para los investigadores, el cerebro está diseñado para ver y reconocer caras. Desde un punto de vista biológico, en detectar una cara amiga o enemiga, podría irnos la vida. Además, su reconocimiento es básico para la interacción social.
Lo que es anecdótico es ver a Jesús, a Buda o a Elvis en tostadas, árboles y piedras. Se debe a la cultura de cada uno. Como dice Lee: “Tu sistema de creencias y experiencia cultural debe influir en las caras que puedes ver. Un budista verá a Buda, pero un cristiano verá a Jesús o a María y un niño podría ver a Mickey Mouse”, concluyó el especialista. ¿Qué opina? AcontecerCristiano.Net
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