Una veleta doblada se recorta sobre un fondo de cielo nublado. Esa es la portada del libro que acaba de ser publicado por la Editorial Vandenhoeck Ruprecht en Göttinger. Allí se plasman los resultados de los esfuerzos que realizó Thomas Großbölting, profesor de Historia Moderna en la Facultad de Historia de la Universidad de Münster, por comprender y explicar la religiosidad en Alemania, desde 1945 a la actualidad.
Para el investigador hay una forma sobria de decirlo: “Los políticos deben poner atención a la nueva diversidad religiosa”. También las iglesias deben tomar nota y llevar a hombres y mujeres el mensaje cristiano de una forma más acorde a los tiempos que corren. De lo contrario, corren el riesgo de seguir perdiendo fieles.
La pérdida de fieles en las iglesias cristianas alemanas es dramática: mientras en la década de los 50 casi un 95 por ciento de los alemanes pertenecía a alguna de las dos iglesias (católica o protestante), en la actualidad esa cifra llega a los dos tercios. Y sigue disminuyendo
Otras comunidades religiosas, en cambio, muestran números que crecen, especialmente el Islam. Y los que más rápido ven incrementarse sus números en Alemania son los no confesionales, a los que no hay que confundir con los no creyentes.
Münster piensa que, a pesar de su creciente pluralidad religiosa, en Alemania se está lejos de tratar a todas las religiones por igual. Por ahora, los musulmanes, a pesar de su creciente número, tienen poca influencia política, recalca el autor del libro. La razón: la Iglesia y el Estado siguen estrechamente unidos. “Muchas cosas se han conservado: el impuesto eclesiástico, las clases de religión en las escuelas públicas o el puesto de la Iglesia en los organismos de radiodifusión”. Alemania tiene una ley eclesiástica, pero en realidad necesita una ley religiosa, de tal forma regular las relaciones entre el Estado y las religiones. DW. AcontecerCristiano.Net
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