La "hermana" se crio al ritmo de los tambores, debutó a los 20 años como pasista, pero a los 24 eligió la vida religiosa. Tras ocho años y medio como hermana mercedaria, dejó los hábitos y ahora volvió a la comparsa.
Sin embargo, destaca que en la comparsa “ni referencia hacen a eso. No me lo dicen. Ellos lo deben tomar más natural que cualquiera porque saben mi historia, entonces para la gente del pueblo es más normal mi vuelta a la comparsa a que hubiese decidido no volver”, expresó.
Además, aseguró que ser monja y comparsista "es totalmente compatible". “Una cosa es ser religiosa, fue una etapa de mi vida de la que aprendí un montón y me sirve. Y la comparsa es algo que tengo de chiquita, que lo llevo adentro y lo voy a seguir teniendo. Es más, cuando estaba en la congregación me regalaron un CD de la comparsa para mi cumpleaños y en vacaciones armé una con las hermanas. Es algo que está dentro mío y yo lo vivo como un arte. Las dos cosas son gratuidad y entrega”, señaló.
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