Al preguntarle sobre su radical cambio de vida, Johannes Kneifel deja asomar una tímida sonrisa a sus labios. Anteriormente un violento ultraderechista, ahora este joven de 30 años estudia Teología en una Facultad evangélica.
Quiere enfocar su futuro ayudando a los demás, aún cuando su pasado está marcado por el odio, la violencia, el alcoholismo y las canciones de propaganda nazi.
Su caso ha llamado la atención en la prensa y televisión alemana. No es normal que un neonazi abandone su estilo de vida, y sobre todo su ideología. Y menos aún que de un cambio tan radical, reconociendo su error y queriendo ayudar a quienes antes perseguía. No en vano su autobiografía, que acaba de escribir, se titula “De Saulo a Pablo”.
A los 17 años Kneifel era un neonazi en su pueblo natal de Baja Sajonia, Eschede. En agosto de 1999 dió una paliza a Peter Deutschmann, de 44 años conocido como “el hippie” por sus ideologías pacifistas. Murió a causa de ella, y llevó a Kneifel 5 años a la cárcel. Allí se encontró con el Jesús de la Biblia y ahora -ya libre- está a punto de ser pastor evangélico para ayudar a quienes antes perseguía.
Ya antes de cumplir la mayoría de edad, Kneifel era parte integral del panorama neonazi en su pueblo natal de Baja Sajonia, Eschede . A esta temprana edad, sus enfermos padres lo “deportaron a un internado” en Elze, cerca de Hanóver, según sus propias palabras.
Allí el movimiento ultraderechista se le presentó de nuevo como una solución a sus problemas, un lugar al que pertenecer y del que sentirse orgulloso. Y comenzó una doble vida.
En el internado Elze Johannes Kneifel durante el día era un buen estudiante; durante la noche era un racista, creyendo firmemente en sus acciones, acogido por la “camaradería” del movimiento.
El pastor de la cárcel, Dieter Kulks, fue testigo de cómo Johannes abandonaba su ideología neonazi y comenzó a acudir a los cultos que se celebraban en la prisión e interesarse por la Biblia.
Para él, este cambio de vida tan radical es posible y creíble, y algo que comienza por el hecho de que el joven reconociese su culpa. “A partir de esto, le surgieron las inevitables preguntas de a quién tiene que dar cuentas de su culpabilidad, y quién puede perdonarle por ello”, recuerda Kulks.
Kneifel salió de la cárcel siguiendo a un nuevo líder, Jesús, es decir, siendo cristiano. Inicialmente estuvo desorientado por su nueva libertad, hasta que encontró su lugar en una comunidad bautista.
En vez de estudiar para llegar a ser ingeniero mecánico, su antiguo sueño, ahora sólo desea llegar a ser pastor.
Tras cumplir un año de trabajos comunitarios, Kneifel decidió estudiar Teología, y desde entonces se ha dedicado de lleno a su vocación.
Su historia, de neonazi a pastor evangélico, se publicará ahora en el antes mencionado libro autobiográfico (“De Saulo a Pablo”). Para Kneifel, explica, se trata del ejercicio de autorreflexión más doloroso de su vida. AcontecerCristiano.Net
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