Depósito de agua del Primer Templo de Jerusalén - Foto EFE. |
Arqueólogos israelíes descubrieron un depósito de agua del período del Primer Templo de Jerusalén, que arroja luz sobre los modos y usos de la vida en la Ciudad Santa hace unos 2.500 años.
Hallado a los pies del Muro de los Lamentos de la explanada donde se alzaba el Templo, el depósito recibía el agua desde el estanque de Shiloaj (Silwán), a unos cientos de metros fuera de las murallas, informó la Dirección de Antigüedades de Israel.
«Está absolutamente claro ahora que Jerusalén no se abastecía de agua únicamente del manantial de Gihón, sino que tenía otros recursos de uso público», afirma en un comunicado el arqueólogo Eli Shukrún, que dirige el proyecto en nombre de la Dirección de Antigüedades.
El hallazgo consiste en una cavidad meticulosamente tallada en la roca, y su existencia fue revelada con motivo de una conferencia internacional en la llamada Ciudad de David, a unos cientos de metros.
Por su proximidad al Templo, los expertos creen que el agua era empleada para el consumo diario en el santuario hebreo, así como por los peregrinos que debían purificarse, antes de subir, en el baño ritual, «mikve».
La estructura habría sido abandonada a raíz de la ampliación hacia el oeste de la explanada sobre la que se alzaba el Templo en el siglo I a. C.
Los arqueólogos dieron con él mientras investigaban el sistema de drenaje en esa parte baja de la ciudad, durante el período más tardío del Segundo Templo (siglos V a.C. a II d.C.).
«Cuando excavábamos debajo del suelo de uno de los canales de drenaje se abrió una pequeña brecha en la roca que nos condujo hasta el gran depósito», agregó el arqueólogo.
El agua llegaba a través de un acueducto subterráneo que lo conectaba con el estanque de Shiloaj, en un recorrido por la parte baja de un valle paralelo de norte a sur a la explanada del templo, hoy más conocida como Explanada de las Mezquitas.
El historiador judeo-romano Flavio Josefo menciona este valle en una de sus obras por el nombre griego de «Tyropoeon» o «Valle de los Queseros», según la interpretación más común.
El depósito, que tiene a su alrededor dos pequeñas cisternas, posee una capacidad de 250 metros cúbicos y, en caso de confirmarse su fecha de construcción, sería el más grande encontrado hasta ahora de aquella época.
Los arqueólogos determinaron su fecha de acuerdo por la forma de la cavidad y el tipo de yeso amarillento empleado en las paredes, «similar al descubierto en otras construcciones de ese período en la zona de Bet Shemesh», aseguró el arqueólogo Tzvika Tsur.
«Además, podemos ver las huellas de las manos de los escayolistas cuando terminaban el trabajo, como en los depósitos descubiertos en los yacimientos de Tel Sheva, Tel Arad y Tel Bet Shemesh», agregó.
El depósito se encuentra en el extremo sur de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
AcontecerCristiano.Net
Los arqueólogos dieron con él mientras investigaban el sistema de drenaje en esa parte baja de la ciudad, durante el período más tardío del Segundo Templo (siglos V a.C. a II d.C.).
«Cuando excavábamos debajo del suelo de uno de los canales de drenaje se abrió una pequeña brecha en la roca que nos condujo hasta el gran depósito», agregó el arqueólogo.
El agua llegaba a través de un acueducto subterráneo que lo conectaba con el estanque de Shiloaj, en un recorrido por la parte baja de un valle paralelo de norte a sur a la explanada del templo, hoy más conocida como Explanada de las Mezquitas.
El historiador judeo-romano Flavio Josefo menciona este valle en una de sus obras por el nombre griego de «Tyropoeon» o «Valle de los Queseros», según la interpretación más común.
El depósito, que tiene a su alrededor dos pequeñas cisternas, posee una capacidad de 250 metros cúbicos y, en caso de confirmarse su fecha de construcción, sería el más grande encontrado hasta ahora de aquella época.
Los arqueólogos determinaron su fecha de acuerdo por la forma de la cavidad y el tipo de yeso amarillento empleado en las paredes, «similar al descubierto en otras construcciones de ese período en la zona de Bet Shemesh», aseguró el arqueólogo Tzvika Tsur.
«Además, podemos ver las huellas de las manos de los escayolistas cuando terminaban el trabajo, como en los depósitos descubiertos en los yacimientos de Tel Sheva, Tel Arad y Tel Bet Shemesh», agregó.
El depósito se encuentra en el extremo sur de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
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