Desde las historias de sus antepasados, los Nadëb se veían así mismo como inferiores a los demás, considerándose pobres y despreciados. Pero la Palabra de Dios los ha transformado, cuentan con gozo los misioneros -traductor y alfabetizadora- que han trabajado largos años entre el pueblo.
“La Palabra de Dios transforma y como nos transformó a nosotros, también los ha transformado a ellos”, dijeron los traductores, según informó COMIBAM Internacional.
“Los que antes pensábamos que éramos ignorantes, ahora tenemos entendimiento. Lo que antes no entendíamos, ahora lo entendemos. Lo que antes no sabíamos, lo sabemos ahora. Y esto es porque la Palabra de Dios nos guía. También, gracias a la Palabra, ya no seremos inferiores, tendremos entendimiento, y también para los Nadëb habrá una misión”, dijo con emoción Eduardo, uno de los pobladores ribereños.
Hay que destacar que los actuales misioneros pasan la antorcha de este hermoso trabajo a los mismos pobladores, que ya están traduciendo el Antiguo Testamento a su lengua.
"También en nuestro idioma la Palabra de Dios es poderosa, por eso es importante que todos sepan lo que en ella está escrita. Es importante que sepan sobre el poder de Dios, su amor y misericordia para nosotros, por eso quiero seguir traduciéndola”, dijo Socorro, pobladora y traductora de los Nadëb.
Ella fue la llave para que el Evangelio arraigase entre su pueblo, después que fuese sanada de un cáncer de útero, cuando los médicos no le daban casi ninguna posibilidad de vida. Los misioneros y el pueblo nadëb oró "al Dios de la Biblia que vive en las alturas" y quedó sana por completo. Incluso, aunque le aseguraron que no podría tener hijos, tras casarse quedó embarazada y hoy tiene ya cuatro hijos.
Nadëb es un pueblo originario que habita en una región entre los ríos Negro y Japurá, en el estado de Amazonas. Son conocidos también por diversos nombres: Nadobo, Kaborí, Guariba, Anodöup, Makunadöbö, Marahan, Kuyawí, Hahöb y Xuriwai.
Actualmente son un total de unas 300 personas que viven en diversos sitios en la cuenca de los ríos afluentes de la margen derecha del río Negro, en el municipio de Santa Isabel y a la orilla del lago Jutaí del Paraná Boá-Boá.
Considerados regionalmente como Makú por ser originalmente nómadas, cazadores-recolectores, ahora son seminómadas y dependen también de la agricultura itinerante.
Son predominantemente matrilineales y el hombre debe ayudar a sus suegros en todas las labores. Su lengua pertenece a la rama Nadahup de la Familia makú.
Actualmente son un total de unas 300 personas que viven en diversos sitios en la cuenca de los ríos afluentes de la margen derecha del río Negro, en el municipio de Santa Isabel y a la orilla del lago Jutaí del Paraná Boá-Boá.
Considerados regionalmente como Makú por ser originalmente nómadas, cazadores-recolectores, ahora son seminómadas y dependen también de la agricultura itinerante.
Son predominantemente matrilineales y el hombre debe ayudar a sus suegros en todas las labores. Su lengua pertenece a la rama Nadahup de la Familia makú.
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