Investigadores de la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA) alimentaron a dos grupos de ratas con una solución líquida de almíbar de maíz rico en fructosa —un ingrediente común en las comidas procesadas— y agua corriente durante seis semanas.
A un grupo de ratas se le dio como suplemento, además, ácidos ricos en grasas omega 3 que estimulan el cerebro, en forma de ácido docosahexanoico (DHA) y aceite de linaza, y al otro grupo de ratas no.
Antes de que comenzase la dieta rica en bebidas azucaradas, dichos animales fueron sometidos a una sesión de entrenamiento de cinco días en un complejo laberinto. Y se les volvió a plantear el mismo desafío después de haber sido alimentadas con la solución azucarada para ver cómo les iba.
“Los animales que no recibieron DHA eran más lentos y sus cerebros mostraron un descenso en la actividad sináptica”, afirma Fernando Gómez-Pinilla, profesor de neurocirugía de la Escuela de Medicina de UCLA.
“Sus células cerebrales tenían problemas, lo que alteró la capacidad de las ratas para pensar claramente y recordar la ruta que habían aprendido seis semanas antes”, agregó.
Asimismo, los expertos detallaron que consumir demasiada fructosa podría interferir la capacidad de la insulina para regular cómo las células usan y acumulan azúcar, lo que es necesario para procesar los pensamientos y las emociones.
El almíbar de maíz rico en fructosa se encuentra de manera común en las gaseosas, condimentos, golosinas para niños y otros snacks procesados. AcontecerCristiano.Net
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