Un misionero arriesgó su vida llevando Biblias a países comunistas. Su objetivo era que la palabra de Dios llegue a personas que vivían bajo un gobierno de opresión.
Todo comenzó cuando en 1955 el holandés Andrew van der Bijl de 27 años lo dejó todo y marchó a Polonia haciéndose pasar por comunista.
Andrew se convirtió en “contrabandista de Biblias”. Imitó a los que comerciaban ilegalmente con todo tipo de productos, pero él no ganaba dinero, sólo evangelizaba. Así nació “Open Doors”, organización evangélica que ayuda a cristianos perseguidos por su fe.
Años más tarde viajó por toda la Unión Soviética violando las leyes comunistas pero eso no le importaba. En la década de los 60 estuvo en China y Cuba.
Tras la caída del comunismo, Andrew comenzó a viajar a lugares en conflicto como Israel, Palestina o Líbano.
“Open Doors” elabora cada año uno de los informes más prestigiosos sobre la situación del cristianismo en los países más intolerantes.
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