Una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Londres y publicada por Sociology of Religion revela, por un lado, que la religión ha decaído en Europa, en el caso del norte de Europa a partir de la Segunda Guerra Mundial y, sólo en las últimas décadas, también en los países católicos.
Concretamente, en los países protestantes del norte europeo, la secularización parece haber alcanzado su máximo, con alrededor de tan sólo un 5% de asistentes regulares a las iglesias y de un 40-50% de personas que se consideran a sí mismas como religiosas.
Estos porcentajes sugieren que existe una dinámica de “creencia sin pertenencia” (a grupos religiosos específicos) en un amplio sector de la población de estos países , escriben Eric Kaufmann y sus colaboradores en Sociology of Religion.
Por otro lado, los investigadores señalan que su estudio presenta evidencias de la existencia de un declive generacional, tanto en la participación como en las creencias religiosas en las 10 sociedades del occidente europeo analizadas. Este estudio se ha basado en otro similar de Kaufmann en 10 países de Europa, a partir de datos de la European Values Surveys y de la European Social Survey correspondientes al periodo 1998-2008.
CATÓLICOS Y PROTESTANTES
La situación no es igual en todos los países. En los países católicos, como Irlanda o España, esta tendencia presenta una bifurcación: en estas sociedades coexisten al mismo tiempo una religiosidad oficial alta junto a un declive religioso que avanza rápidamente.
Por el contrario, en Francia y en la mayoría de los países protestantes, donde el declive religioso penetró mucho antes, la propensión a dejar la religión es más baja ahora que en décadas pasadas.
CONVERSIONES Y APOSTASÍA
De cualquier modo, Kaufmann y sus colaboradores señalan que Europa no se encuentra frente “al final de su declive religioso” sino que éste “continuará con fuerza”, especialmente en la Europa católica.
Otros factores que podrían matizar esta situación serán ciertos “cambios geopolíticos importantes que podrían aliviar la tensión entre musulmanes y otros europeos, lo que propiciaría la liberalización de conversiones teológicas y, a su vez, el incremento de la tasa de apostasía musulmana”, escriben los autores del estudio.
Un resurgimiento del estilo de vida familiar podría estrechar la brecha de fertilidad existente entre los individuos seculares y los individuos religiosos. Por otra parte, la inmigración podría llegar a estar étnicamente controlada, como ya sucede en Japón o Singapur, debido al surgimiento de nacionalismos étnicos, lo que provocaría la ralentización del crecimiento demográfico de los grupos religiosos. AcontecerCristiano.Net
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