En China ha aumentado el número de católicos, que ha alcanzado los 14 millones de fieles, y los evangélicos ha llegado a 40 millones, según un reciente estudio de la Universidad de Shangai. A estas cifras habría que añadir un número indeterminado pero amplio de cristianos en “iglesias clandestinas”.
En 1949, antes de la llegada al poder del Partido Comunista, había 3 millones de católicos y 300.000 protestantes, una proporción de diez a uno. Ahora, aunque el catolicismo ha crecido de manera clara, el protestantismo lo ha hecho en un auténtico “boom” que ha llevado a que la mayoría se invierta de manera muy llamativa, con 14 millones de católicos y 40 millones de protestantes en la actualidad.
Son datos de un reciente estudio sociológico realizado por una entidad de Shangai no religiosa, la Universidad Normal del Este de Chinai. Pasado este crecimiento a porcentajes, supone que el catolicismo ha aumentado en poco más de 60 años un 466%. La cifra de crecimiento protestante en el mismo periodo es espectacular: más de un 13.000 por ciento.
Otros estudios revelan además que una gran parte de cristianos protestantes y católicos que hay en China tienen que vivir su fe en la clandestinidad, por lo que las cifras mencionadas podrían ser aún mayores. Durante décadas, la mayoría de los cristianos de China adoraron en clandestinidad en lo que se conoce como "iglesias caseras" evitando llamar la atención por temor a ser detenidos y acusados de "perturbar el orden público". Aunque cada vez se hace más visible la manifestación pública de la fe cristiana en la población china y estos temores se van derribando aunque sólo en parte.
Un factor importante es que después de siglos esfuerzos extranjeros para el cristianismo evangélico en China, hoy el liderazgo no está dirigido por misioneros foráneos, sino por los ciudadanos locales. Otro dato es que el cristianismo que una vez que se limitó a pueblos pobres, se está extendiendo en los centros urbanos, donde está el poder a menudo con la aprobación tácita del régimen.
Así, ahora se alcanzan los rincones más influyentes de la vida de China, como son intelectuales desilusionados por la represión de 1989 en la Plaza de Tiananmen, magnates hartos de la corrupción, y hasta miembros del Partido Comunista que se atreven a afirmar que su fe en Jesús no se contradice con el gobierno de su partido.
En una población de 1.300 millones, según el Banco Mundial, hay 600 millones que sobreviven con menos de dos dólares al día; la confianza casi ciega que muchos depositaban en el Partido Comunista cuando llegó al poder hace tiempo que se ha desengañado y busca otros ideales. “En un pueblo tan apegado a los rituales y aforismos morales, la religión se presenta como una tabla de salvación con toda naturalidad”, afirma Beltrán.
Con información de Protestante Digital. AcontecerCristiano.Net
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