ISRAEL.- Arqueólogos israelíes han descubierto en una excavaciones al norte de Jerusalén, un sarcófago con una inscripción en hebreo, que por primera vez hace referencia a la figura del sumo sacerdote del Segundo Templo, en el primer siglo de nuestra era.
La leyenda encontrada sobre un fragmento de la caja funeraria dice: “Ben HaCohen HaGadol”, literalmente “Hijo del Sumo Sacerdote”, y aparece grabada en cuadradas y meticulosas letras hebreas sobre una dura piedra caliza.
El hallazgo, de 0,60 metros de largo por 0,48 de ancho, fue hecho en un área conocida como Benjamin, en unas excavaciones en las inmediaciones de la verja de separación que circunda Jerusalén.
“Es la primera vez que se produce un hallazgo de una inscripción relativa a la familia del sumo sacerdote del período del Segundo Templo en una excavación”, explicó a Efe el arqueólogo Naftalí Aizik, responsable del descubrimiento.
En la época de la que data el fragmento sólo las familias ricas judías eran enterradas en sarcófagos, agrega el investigador, quien subraya que de la inscripción se deduce que podría faltar el nombre del difunto, si bien “estamos completamente seguros de que es un familiar del sumo sacerdote durante la época del Segundo Templo”.
La importancia de esta figura radica en el hecho de que el sumo sacerdote era la única persona autorizada a entrar en el Sancta Sanctorum y pronunciar el nombre de Dios, y sólo, en el Día del Perdón (Yom Kipur), la jornada más solemne del judaísmo.
“Era el único que podía entrar en el lugar más sagrado del santuario. Durante años hemos buscado alguna referencia a este sacerdote y no encontramos nada hasta ahora”, agrega el arqueólogo.
Numerosos sacerdotes ostentaron el título de autoridad más importante del Segundo Templo, construido tras el regreso del pueblo judío del exilio babilónico (S. VI a.C.) e incendiado en el año 70 d.C. durante el asedio de las tropas del general romano Tito.
Sin embargo, de momento no hay forma de saber a qué sacerdote se refiere la inscripción, aunque los arqueólogos apuntan a que podría haber vivido entre el 30 y el 70 de nuestra era, quizá poco tiempo después de que Jesús fuera crucificado, apunta Aizik.
Entre los conocidos por su desempeño en este período destaca Caifás, sumo sacerdote judío de la secta de los Saduceos, que vivió durante el reino de Tiberio (Lucas 3:2), y conspiró para lograr la condena y muerte de Jesús, según los evangelistas.
También se encuentran los menos conocidos Teófilo (Yedidiya) Ben Hanán, Simón Ben Boethus y Hanán Ben Hanán.
En los documentos históricos el área del hallazgo se conoce como la “Tierra de Benjamin” por ser el lugar de residencia de sacerdotes judíos, y es un enclave situado en la periferia de lo que hoy constituye la moderna Jerusalén, que era habitado por una población que se ganaba la vida en la ciudad santa.
En la excavación también fueron desenterrados varios edificios residenciales, instalaciones agrícolas, piscinas y cisternas de la misma época y del temprano período islámico.
El sarcófago podría pertenecer al hijo o descendiente de un sumo sacerdote que murió por causas desconocidas, cuando su padre aún desempeñaba el cargo.
Hasta el período helenístico (333-63 a.C) el cargo de sumo sacerdote se transmitía de forma hereditaria; sin embargo poco después esta figura pasó a ser nombrada por la autoridad gobernante.
Desde el reinado de Herodes y en adelante eran nombrados sumos sacerdotes personas incluso que no eran originarias de Jerusalén, y llegó a convertirse en una profesión remunerada con dinero. EFE AcontecerCristiano.Net
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