De hecho, decenas de miles de radicales se manifestaron en la capital. Dacca, hace dos semanas, con la especial violencia que caracteriza esas concentraciones: dos personas murieron y cientos resultaron heridas. La “gran marcha” había sido lanzada por Hefajat el-Islam, movimiento religioso relacionado con Jamaat, el partido de la oposición islamista más importante de Bangladesh.
No es fácil, en ese contexto, mantener el contenido laico de la constitución, recordado por el primer ministro, Sheikh Hasina, en una entrevista a la BBC: “este país es una democracia laica y cada uno tiene el derecho a practicar su religión libremente”. A la vez, insiste en que “ya existen todas las leyes necesarias para sancionar a los que atentan contra los sentimientos religiosos”.
Entretanto se reiteran acciones contra los cristianos en diversos lugares, como en Lahore (Pakistán), donde a mediados de marzo se producía un auténtico raid, que reducía a cenizas las casas de una pobre comunidad. Se repetía un triste fenómeno, basado en acusaciones de ultrajes a Mahoma, con una pasividad de las autoridades, que parece de hecho connivencia. “El Gobierno y la policía son los responsables de la violencia contra los cristianos”, afirmaba en un enérgico comunicado la Comisión Justicia y Paz de los obispos católicos de Pakistán.
La violencia crece en Pakistán, y la sufren también los musulmanes: puede arrumbar el proceso político democrático que debería consolidarse en las elecciones generales del 11 de mayo. Pero, desde el punto de vista de los cristianos, la clave del futuro implica también la adopción de medidas para controlar los abusos de la ley sobre la blasfemia, cuya abrogación han pedido con insistencia. AcontecerCristiano.Net
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