GEORGIA, EE.UU.- El cristiano evangélico Dan Cathy es el propietario de Chick-fil-A, una cadena de más de 1.600 restaurantes en todo Estados Unidos de comida rápida, famosa por sus sándwiches de pollo.
Cathy lleva una semana sufriendo el acoso del lobby gay tras defender el matrimonio tradicional en unas declaraciones. A través de las redes sociales se ha convocado en Estados Unidos un Día Nacional de Apoyo a Chick-fil-A.
No se trata de una anécdota local. La campaña en su contra ha alcanzado incluso a instancias políticas, como el alcalde de Chicago, quien llegó a declarar -en un hecho insólito de acoso a una empresa privada desde una institución pública- que "los valores de Chicago no son los valores de Chick-fil-A"; o el alcalde de Boston, quien escribió una carta a Dan diciéndole: "No hay lugar para su empresa en Boston".
Y todo, ¿por qué? Porque Cathy habló defendiendo la llamada familia bíblica tradicional.
"Chick-fil-A" dice en su propio sitio web que la cultura y la tradición de servicio de la empresa pasan por atender "con honor, dignidad y respeto a todos los clientes sin distinción de creencias, raza, religión, orientación sexual o género. El debate sobre el matrimonio del mismo sexo lo dejamos al debate político".
Pero si la empresa no entra en ese debate ¿cuál fue la frase de la discordia? El lunes 23 de julio, Baptist Press le preguntó si defendía la familia tradicional. "Soy culpable", declaró irónicamente Cathy: "Apoyamos firmemente la familia y la definición bíblica de la unidad familiar. Somos un negocio familiar, seguimos casados con nuestras primeras esposas... Y damos gracias a Dios por ello".
¿Qué pasó? Que todos los medios que apoyan la agenda homosexual difundieron la declaración de "culpabilidad" de Dan como si le hubiesen preguntado por el matrimonio homosexual, asunto que no había salido en la entrevista.
Así, se pasó a considerarle "alineado con las más repugnantes voces anti-gay del país", según Carlos Maza, de Equality Matters, un grupo activista del lobby rosa. En los últimos diez días la turbulencia en torno a este empresario de éxito ha sacudido al país.
Chick-fil-A fue fundada hace treinta años por Truett Cathy, un evangélico de convicciones tan firmes como las que transmitió a su hijo Dan. Su cadena no abre los domingos para descansar en “el día del Señor”.
"Chick-fil-A", dice su propio sitio web, "es un negocio familiar al servicio de las comunidades en las que opera", y desde el primer día su fundador "empezó aplicando principios de gestión basados en la Biblia": "Por ejemplo, creemos que cerrar los domingos, funcionar sin pedir préstamos y devolver parte de nuestros beneficios a la comunidad nos convierte en una compañía más fuerte, y en una familia".
AcontecerCristiano.Net
Cathy lleva una semana sufriendo el acoso del lobby gay tras defender el matrimonio tradicional en unas declaraciones. A través de las redes sociales se ha convocado en Estados Unidos un Día Nacional de Apoyo a Chick-fil-A.
No se trata de una anécdota local. La campaña en su contra ha alcanzado incluso a instancias políticas, como el alcalde de Chicago, quien llegó a declarar -en un hecho insólito de acoso a una empresa privada desde una institución pública- que "los valores de Chicago no son los valores de Chick-fil-A"; o el alcalde de Boston, quien escribió una carta a Dan diciéndole: "No hay lugar para su empresa en Boston".
Y todo, ¿por qué? Porque Cathy habló defendiendo la llamada familia bíblica tradicional.
"Chick-fil-A" dice en su propio sitio web que la cultura y la tradición de servicio de la empresa pasan por atender "con honor, dignidad y respeto a todos los clientes sin distinción de creencias, raza, religión, orientación sexual o género. El debate sobre el matrimonio del mismo sexo lo dejamos al debate político".
Pero si la empresa no entra en ese debate ¿cuál fue la frase de la discordia? El lunes 23 de julio, Baptist Press le preguntó si defendía la familia tradicional. "Soy culpable", declaró irónicamente Cathy: "Apoyamos firmemente la familia y la definición bíblica de la unidad familiar. Somos un negocio familiar, seguimos casados con nuestras primeras esposas... Y damos gracias a Dios por ello".
¿Qué pasó? Que todos los medios que apoyan la agenda homosexual difundieron la declaración de "culpabilidad" de Dan como si le hubiesen preguntado por el matrimonio homosexual, asunto que no había salido en la entrevista.
Así, se pasó a considerarle "alineado con las más repugnantes voces anti-gay del país", según Carlos Maza, de Equality Matters, un grupo activista del lobby rosa. En los últimos diez días la turbulencia en torno a este empresario de éxito ha sacudido al país.
Chick-fil-A fue fundada hace treinta años por Truett Cathy, un evangélico de convicciones tan firmes como las que transmitió a su hijo Dan. Su cadena no abre los domingos para descansar en “el día del Señor”.
"Chick-fil-A", dice su propio sitio web, "es un negocio familiar al servicio de las comunidades en las que opera", y desde el primer día su fundador "empezó aplicando principios de gestión basados en la Biblia": "Por ejemplo, creemos que cerrar los domingos, funcionar sin pedir préstamos y devolver parte de nuestros beneficios a la comunidad nos convierte en una compañía más fuerte, y en una familia".
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